OXIDOS ÁCIDOS Y BÁSICOS - ASÍ DE FÁCIL
Si te estás preguntando cómo y
para qué diferenciar entre un óxido ácido y un óxido básico, llegaste al lugar
correcto. Los óxidos ácidos y básicos han sido utilizados por muchos años en
diversas aplicaciones, desde construcciones hasta fabricación de varios
alimentos. Aquí, además de explicarte características importantes sobre estos
óxidos, vamos a mostrarte una aplicación muy interesante que puede ayudarte a
mejorar la salud de tus plantas. ¡Empecemos!
DEFINICIÓN E IDENTIFICACIÓN DE
ÓXIDOS ÁCIDOS Y BÁSICOS
Primero lo primero, ¿Qué son los
óxidos ácidos y básicos?
Bueno, un óxido es un compuesto
binario, es decir, está compuesto por dos elementos. El principal y por el que
reciben su nombre, es el oxígeno, en estado de oxidación 2- (O2-),
acompañado de algún otro elemento, llamémoslo A. Casi todos los
elementos forman compuestos estables con el oxígeno, incluso estando estos en
varios estados de oxidación. Este elemento A puede ser metálico, formando
un óxido básico que es un compuesto iónico; o puede ser uno de los elementos no
metálicos, formando óxidos ácidos, que son compuestos covalentes.
La clasificación ácida o básica
de los óxidos depende, en gran parte, de
su comportamiento al reaccionar con el agua. Si un óxido se disuelve en agua y
forma una solución ácida (pH < 7), este se considerará un óxido ácido; por
el contrario, si un óxido se disuelve en agua y forma una solución básica (pH
> 7), se considerará un óxido básico. Hay muchos óxidos que se forman con
los metales de transición, como el hierro (Fe) o la plata (Ag),
que poseen características especiales y es difícil clasificarlos simplemente
como ácidos o básicos. Algunos de estos metales incluso pueden formar un tipo
especial de óxidos, los óxidos anfóteros, que dependiendo del medio en
el que se encuentren, pueden actuar como un óxido ácido o un óxido básico.
¿Increíble no?
Bueno, como ya habíamos comentado,
para identificar fácilmente un óxido debemos asegurarnos de dos cosas y ambas
deben cumplirse para afirmar que el compuesto es efectivamente un óxido. La
primera es que el compuesto solo tenga dos elementos y uno de ellos sea el
oxígeno (algo como AxOy). Y la segunda, es
que el átomo de oxígeno tenga un estado de oxidación de 2-, es decir, que esté
presente el ion óxido (O2-).
Recordemos que el estado de
oxidación es, básicamente, el número de electrones que ha ganado o perdido un
átomo que forma parte de un compuesto. Los estados de oxidación más comunes de
los elementos puedes encontrarlos en tu tabla periódica. Veamos por ejemplo el
óxido de sodio (Na2O). Como sabemos, el sodio (Na) es
un metal alcalino del grupo 1 de la tabla periódica, cuyo estado de oxidación
es 1+, es decir, siempre pierde un electrón, que es el que está en su última
capa de valencia. Conociendo esto y observando que en el Na2O
tenemos 2 átomos de sodio (subíndice del Na), podemos entonces afirmar que en
la molécula encontramos, hasta ahora, una carga positiva de 2+ (1+ por cada Na).
Como todo compuesto, las moléculas de los óxidos también deben ser neutras, es
decir, la carga total del Na2O y de cualquier otro óxido debe
ser igual a cero (0). Por lo tanto, en la molécula de Na2O, el
oxígeno debe tener un estado de oxidación 2- para cumplir con este principio de
electroneutralidad.
Hemos comprobado entonces las dos
condiciones necesarias para identificar el Na2O como un
óxido. Ahora, ¿es un óxido ácido o un óxido básico? Lo más sencillo para darnos
cuenta de esto es fijarnos en el átomo que está acompañando al oxígeno, es
decir, en este caso, el sodio. ¿El sodio es un metal o un no metal?... ¡Correcto!
Es un metal, entonces, el Na2O es un óxido básico. De hecho,
al disolverse en agua, este produce una base muy fuerte, el hidróxido de sodio
(NaOH) o soda cáustica, como lo
llaman comúnmente.
Na2O + H2O → 2NaOH
¡A ESCRIBIR LOS ÓXIDOS CORRECTAMENTE!
Y bien, aparte de identificarlos,
¿cómo podemos entonces escribirlos correctamente? Pues, lo primero, después de
volverse expertos identificando óxidos, es familiarizarse con la naturaleza de
los elementos que acompañan al oxígeno en estos compuestos. Es decir, deberemos
saber diferenciar entre un elemento metálico y uno no metálico, además de el o
los estados de oxidación que estos presentan ¿Cómo? Muy sencillo, con la tabla
periódica. Si no tienes una a la mano, no te preocupes, aquí te dejamos el
enlace a la tabla periódica 3D de Google: https://artsexperiments.withgoogle.com/periodic-table/
De forma fácil y rápida, podemos identificar los óxidos básicos cuando:
- El oxígeno está acompañado de un elemento del grupo 1, sin contar el hidrógeno, que son los metales alcalinos, o del grupo 2, que son los metales alcalinotérreos.
Asimismo, podemos identificar los óxidos ácidos cuando:
- El oxígeno está acompañado de uno de los elementos que están a la derecha de la tabla, los no metálicos y los metaloides.
Importante: ¡Ojo! Con
estos elementos no metálicos y metaloides hay que tener mucho cuidado y
analizar cada caso en particular, pues algunos pueden incluso formar óxidos
inestables.
Para ejemplificar esto,
escribamos bien algunos óxidos ácidos. Vamos a tomar los elementos carbono (C)
y fósforo (P). ¿Cómo podemos escribir el o los óxidos de estos elementos?
Bueno, lo primero que debemos tener claro es sus estados de oxidación. Ya sabemos
que el oxígeno, en los óxidos, siempre tendrá un estado de oxidación de 2-. En
el caso del carbono, sus estados de oxidación más comunes son 4-, 2-, 2+ y 4+;
mientras que para el fósforo son 3-, 3+ y 5+ (compruébalo en tu tabla
periódica). Como los óxidos deben ser compuestos neutros, de plano descartamos
los estados de oxidación negativos para estos dos elementos, pues el O2-
ya aporta la carga negativa a la molécula. Nos quedamos entonces con 2+ y
4+ para el carbono y con 3+ y 5+ para el fósforo. El óxido más simple que
podemos escribir para el carbono es, entonces, el monóxido de carbono (CO),
que estaría formado por un átomo de carbono (C2+) y uno de
oxígeno (O2-). Otro nombre para este óxido es óxido de
carbono (II), el dos romano entre paréntesis indica la valencia del átomo de
carbono. El otro óxido que podríamos escribir con el carbono sería el dióxido
de carbono (CO2) -sí, ese que expulsamos al respirar-, que
está compuesto por un átomo de carbono (C4+) y dos átomos de
oxígeno (2xO2-). También podríamos nombrar este óxido como
óxido de carbono (IV).
¿Qué tal si ahora tú escribes
correctamente los posibles óxidos del fósforo? Pista: son sólo dos. Recuerda
que sus estados de oxidación más comunes son 3-, 3+ y 5+. ¡Comenta si lo
lograste fácilmente!, y, si no, ¡déjanos saber tus dudas para responderlas!
¿CÓMO PUEDO UTILIZAR LOS ÓXIDOS EN CASA?
Pero bueno, a todo esto, ¿para
qué sirven los óxidos? Quizá no lo hayas notado, pero puede haber muchas cosas
en tu casa que contienen óxidos ácidos, básicos o incluso anfóteros. El talco,
tu bloqueador solar, esa crema que utilizas para las quemaduras, tu vajilla
favorita de porcelana ¡y hasta la arena
de tu gato! Todos estos productos contienen óxidos y a lo mejor alguno lo
utilizas diariamente. La aplicación interesante de la que te queríamos hablar
tiene que ver con un producto, o más bien, un desecho, compuesto por varios
óxidos: la ceniza. Sí, ese polvo entre negro y gris que queda después de quemar
carbón o madera es principalmente una mezcla de óxidos, hay óxidos ácidos como
el de silicio; básicos, como el de calcio, magnesio y hierro; y hasta
anfóteros, como el de aluminio. ¿Sabías que la primera vez que el ser humano
preparó jabón fue utilizando cenizas? ¡Visita y suscríbete a nuestro canal,
porque en un próximo vídeo te estaremos mostrando cómo!
Pero bien, volviendo al tema, si
la ceniza es una mezcla de tantos óxidos ¿qué formará al ser disuelta en agua,
un ácido o una base? Si ya viste nuestro video, ya sabrás la respuesta, forma
una solución básica. “Y ¿por qué?” te preguntarás, pues resulta que de todos
los óxidos que la conforman, solo los básicos como el CaO y el MgO
son solubles en agua, así que la solución claramente se tornará básica.
¿Recuerdan que les comentamos que
los óxidos pueden contribuir con la salud de sus plantas? Bueno, esto pasa
porque las plantas necesitan diversos nutrientes para estar saludables, los cuales
obtienen naturalmente del suelo, disueltos en agua. Sin embargo, al tener
plantas en macetas solo con tierra o agua, estos nutrientes podrían no estar
obteniéndose en las proporciones adecuadas y las plantas pueden llegar a sufrir
algunos trastornos o incluso morir. Aquí es donde entra nuestra amiga la
ceniza, algo que probablemente tú o los dueños del asador que está en la
esquina de tu cuadra tirarían a la basura. ¡Pues detente! Y pon atención:
- Lo primero que vamos a hacer es tomar un litro de agua, puede ser en una botella con tapa, y disolver 4 cucharaditas de ceniza. Agítala bien para que se disuelva la mayor cantidad posible (no se va a disolver toda, por lo que te dijimos antes).
- Luego, adiciona 2 ½ cucharadas de vinagre blanco y agita bien.
- Finalmente, adiciona ¼ de cucharadita, o si te queda más fácil, 4 pizcas de bicarbonato de sodio o soda, como lo conozcas en tu país.
- Listo, ya tienes una solución de varios nutrientes para tus plantas, que puedes administrarles una o dos veces por semana junto al agua con el que las riegas. Utiliza de 2 a 3 cucharadas por cada litro de agua ¡y verás como crecen más hermosas que nunca!
Esperamos que te haya gustado
este tema y, sobre todo, que hayas aprendido algo nuevo el día de hoy. Recuerda
dejarnos abajo tus dudas o comentarios al respecto, e incluso si quieres que
profundicemos más alguno de los temas mencionados aquí. También, ¡visita
nuestro canal de YouTube para estar al tanto de cada nuevo video!
Muchas gracias por leernos. Un
abrazo.
Revisa nuestro video en YouTube
También un ejercicio sobre el tema
Aquí tienes algunos libros que pueden ayudarte a estudiar y comprender más este tema:
- Petrucci, Ralph; Herring, Geoffrey; Madura, Jeffry; Bissonnette, Carey. Química General: Principios y aplicaciones modernas. 10ª ed., Pearson Educación S.A.: 2011. Madrid, España.
- Huheey, James; Ellen, Keiter; Richard, Keiter. Química Inorgánica: Principios de estructura y reactividad. 4ª ed., Oxford: 1997. México.
- Beyer, Lothar; Fernández, Vicente. Química Inorgánica. 1ª ed., Editorial Ariel S.A.: 2000. Barcelona, España.
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